Un espacio destinado a charlar acerca del cine, saboreando una taza de café (puede que más), sentados en torno a una mesa. Por el simple gusto de hablar por hablar acerca de una pasión compartida por una reducida infinidad, así nomás como son estas cosas.

Bienvenidos a mi hogar. Entren libremente. Pasen sin temor. ¡Y dejen en él un poco de la felicidad que traen consigo!

martes, 16 de febrero de 2010

ALFILERAZOS FOTOGÉNICOS (XXXIV): LA REPETICIÓN DE UNA IMAGEN AD INFINITUM

"Ciudadano Kane" ("Citizen Kane", Orson Welles, 1941)



Yo que sentí el horror de los espejos

No sólo ante el cristal impenetrable

Donde acaba y empieza, inhabitable,

un imposible espacio de reflejos



Sino ante el agua especular que imita

El otro azul en su profundo cielo

Que a veces raya el ilusorio vuelo

Del ave inversa o que un temblor agita



Y ante la superficie silenciosa

Del ébano sutil cuya tersura

Repite como un sueño la blancura

De un vago mármol o una vaga rosa,



Hoy, al cabo de tantos y perplejos

Años de errar bajo la varia luna,

Me pregunto qué azar de la fortuna

Hizo que yo temiera los espejos.



Espejos de metal, enmascarado

Espejo de caoba que en la bruma

De su rojo crepúsculo disfuma

Ese rostro que mira y es mirado,



Infinitos los veo, elementales

Ejecutores de un antiguo pacto,

Multiplicar el mundo como el acto

Generativo, insomnes y fatales.



Prolongan este vano mundo incierto

En su vertiginosa telaraña;

A veces en la tarde los empaña

El hálito de un hombre que no ha muerto.



Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro

Paredes de la alcoba hay un espejo,

Ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo

Que arma en el alba un sigiloso teatro.



Todo acontece y nada se recuerda

En esos gabinetes cristalinos

Donde, como fantásticos rabinos,

Leemos los libros de derecha a izquierda.



Claudio, rey de una tarde, rey soñado,

No sintió que era un sueño hasta aquel día

En que un actor mimó su felonía

Con arte silencioso, en un tablado.



Que haya sueños es raro, que haya espejos,

Que el usual y gastado repertorio

De cada día incluya el ilusorio

Orbe profundo que urden los reflejos.



Dios (he dado en pensar) pone un empeño

En toda esa inasible arquitectura

Que edifica la luz con la tersura

Del cristal y la sombra con el sueño.



Dios ha creado las noches que se arman

De sueños y las formas del espejo

Para que el hombre sienta que es reflejo

Y vanidad. Por eso nos alarman.


"Los espejos", Jorge Luis Borges


Uno de los autores, curiosamente, que más gusta al señor Pond.

Aprovecho la ocasión para invitarles a visitar el monográfico dedicado a los espejos que elaboró (!)Hombre Perplejo en su blog.

4 comentarios:

BLAS dijo...

Curiosamente, a mi esa superposición de imágenes que se produce cuando un espejo se enfrenta a otro, me fascina y me aterroriza a la vez... Siempre busco un final que sé que es inexistente, y al tiempo me da miedo encontrar ese final. No sé lo que me puedo encontrar...
Qué cosas ¿verdad?

Saludos Dexter!

G. K. Dexter dijo...

Blas.

Esa fascinación, y esa sensación próxima a la sentida al borde de un abismo... Sí que resulta fascinante.

Un saludo cinéfilo.

(!) hombre perplejo dijo...

Gracias por esa referencia, amigo Dexter !)

Me animas a publicar un post con una recopilación de esta repetición ad infinitum en diversos films...

G. K. Dexter dijo...

(!)Hombre Perplejo.

Un placer, (!)Hombre Perplejo. No se merecen las gracias.

Respecto al ánimo al que haces referencia ya empiezo a paladear el resultado de tu intención.

Un saludote cinéfilo.