Un espacio destinado a charlar acerca del cine, saboreando una taza de café (puede que más), sentados en torno a una mesa. Por el simple gusto de hablar por hablar acerca de una pasión compartida por una reducida infinidad, así nomás como son estas cosas.

Bienvenidos a mi hogar. Entren libremente. Pasen sin temor. ¡Y dejen en él un poco de la felicidad que traen consigo!

sábado, 24 de enero de 2009

MOZARTIANOS NOS HEMOS LEVANTADO


Antes de nada una simple pregunta. ¿Qué pueden tener en común las siguientes películas?




"Fama" ("Fame", Alan Parker, 1980)





"El Pacificador" ("The Peacemaker", Mimi Leder, 1997)




"El Show de Truman" ("The Truman Show", Peter Weir, 1998)





"Nikita" ("Nikita", Luc Besson, 1990)




Unos chicos que ansían la fama, aunque eso les cueste por de pronto dejarse la piel en el intento. Un militar envuelto en la ciénaga de las intrigas intestinas que rubrican cualesquiera de los conflictos que nos rodean. Un hombre que ha pasado su existencia toda viviendo una vida que otros se han encargado de diseñar especialmente para él como una forma obscena de entretener la curiosidad de la audiencia de un exitoso programa televisivo. Una mujer convertida por mor de las circunstancias en una asesina fría y despiadada, carente de remordimientos: la máquina perfecta de matar; basta tan sólo con contemplar la pericia mediante la que maneja la Dessert Eagle.


Pues bien en las bandas sonoras de las anteriores películas se haya presente al menos una pieza del genio salzburgués: Wolfgang Amadeus Mozart.


Mozart



Las piezas respectivas:


El concierto para trompa y orquesta número 3 en mi bemol mayor, KV 447.








El Ave Verum Corpus, KV 618.





El tercer movimiento de la sonata para piano número 11, KV 331, "La Marcha Turca".






La serenata para cuerdas en sol mayor, "Una pequeña Serenata Nocturna", KV 525. Aquí les dejo su cuarto movimiento, rondó allegro.






A MODO DE PROPINA FINAL.


Para terminar un regalito para los seguidores de El Loro Azul:Asturias” de Isaac Albéniz, de la ''Suite Española'', opus 47, interpretada por alguien muy especial.






lunes, 19 de enero de 2009

THAT´S HOLLYWOOD

Basta con que golpeen dos veces los tacones de sus zapatos y... ¡voilá!




Pues no, no se parece para nada a Kansas, ¿verdad?


El
mural pintado por Thomas Suriya en
Hollywood Bulevard esquina con Wilcox Avenue


Ahora un poco de música, por favor




Y a viajar...

Porque ya se sabe lo que se dice por ahí, aquello de que "there´s no business like show business"...

sábado, 17 de enero de 2009

MÁS ESTRELLAS QUE EN EL CIELO (II)


En uno de mis primeros posts mostré algunos de los rostros que forman parte de mi firmamento cinematográfico, el mío, personal y subjetivo. Algún tiempo después confesé mi rendida admiración por Gene Tierney. Hoy, tras un post triste incluyo una pequeña referencia a otra de esas estrellas que alumbraron mis primeros paseos por las películas del Hollywood clásico: Margaret Sullavan.




Una mujer de belleza serena, la propia de aquellas mujeres a las que nos solemos referir como las vecinas de al lado, dada su aparente cercanía.




"El Bazar de las Sorpresas" ("The Shop Around the Corner", Ernst Lubitsch, 1940)

Lo siento por los fans de Meg Ryan.




"Tres Camaradas" ("Three Comrades", Frank Borzage, 1938)



“Es inevitable que en la adolescencia uno se enamore de una actriz, y ese enamoramiento suele ser definitorio y también formativo. Una actriz de cine no es exactamente una mujer; más bien es una imagen. Y a esa edad uno tiende, como primera tentativa, a enamorarse de imágenes de mujer antes que de mujeres de carne y hueso”.

Mario Benedetti
, "Los viudos de Margaret Sullavan" (del libro "Con y sin nostalgia").

PATRICK MCGOOHAN


Una vez más una necrológica en el periódico rellena, demasiado tarde me temo, uno de los huecos abundantes que destacan en mi base de datos personal. Sirva este pequeño post como homenaje.


Una de las escenas que más me gustó en su momento de la película “Braveheart” (Mel Gibson, 1995) a cargo del rey Enrique I, Patrick McGoohan (1928-2009).







Además una de esas películas que me chiflaban de pequeño. Sin necesidad de grandes efectos pirotécnico-especiales lo suficientemente cautivadora como para avivar la imaginación y establecer la excusa para la ambientación de las “batallitas” junto a los amigos de la infancia.





Estacíón Polar Cebra” (“Ice Station Zebra", John Sturges, 1968)

jueves, 15 de enero de 2009

FLASHBACK CON AROMA A PIANO

Andaba yo rebuscando por la red a la caza de una serie de datos para un próximo post cuando el azar me llevó hasta una escena de una película que hacía ya mucho que no veía. Si no me equivoco la descubrí un tanto tarde gracias a aquel programa ideal para los que adoran el cine y el tabaco (¡ooops!, acabo de garantizarme una merma en las visitas de un cincuenta por ciento, y sin falta de introducir ecuaciones) llamado "Que grande es el cine".

La película que de una forma tan casual se cruzó en mi camino es "Breve Encuentro" ("Brief Encounter", David Lean, 1945).




Al escuchar la melodía que suena de fondo reconocí una obra procedente de una época anterior, una habitación, un radiocassette, una cinta que sonaba..., Y también a un por entonces joven que se mostraba del todo incapaz para reconocer la melodía que escuchaba, por muchos nombres que sin demasiado acierto pronunciara, para gran regocijo de la propietaria de la grabación.
Aunque falto a mi costumbre de sólo postear música los sábados voy a hacer una excepción por esta vez. Albergo la confianza suficiente como para considerar que el recuerdo merece la pena.




Concierto para piano nº 2 en C menor opus 18 de Sergei Rachmaninoff

Alexis Weissenberg al piano, acompañado por la Orquesta Filarmónica de Berlín dirigida por Herbert von Karajan, director que en su día se refirió a este pianista búlgaro como "uno de los mejores pianistas de nuestro tiempo".

Espero que lo disfruten.

domingo, 11 de enero de 2009

CORTOMETRAJE "TRAS LAS PUERTAS" DIRIGIDO POR CHEMA DEL POZO Y ALBERTO QUINTANILLA


Que las puertas ocultan mientras se hayan cerradas, y muestran, en tanto permanecen abiertas, son dos hechos que conforman una realidad que nadie se atreve a cuestionar o a poner en duda. A continuación disponen de la posibilidad de revalidar tal conclusión mediante el visionado del corto "Tras las Puertas", dirigido por Chema del Pozo y Alberto Quintanilla.

Simplemente pasen, acomódense y disfruten.




Cortometraje TRAS LAS PUERTAS, dirigido por Chema del Pozo y Alberto Quintanilla from blogtraslaspuertas on Vimeo.



Si desean obtener más información ya a continuación les linkeo la dirección del blog de Alberto. Les aseguro que el viaje bien merece la pena.

WHAT WE HAVE HERE ... IS A FAILURE TO COMMUNICATE - VISIONADOS NAVIDEÑOS (Y III)



A un par de horas para que comience el año nuevo. La comida preparada y servida. El vino tinto, servido como mandan los cánones en copa bordelesa, al alcance de la mano. Acciono el software del reproductor del DVD del portátil.

Un parpadeo.

Aparece la primera escena.


Un joven Paul Newman, ebrio cual cuba, se ocupa de desenroscar con una llave de fontanero unos parquímetros. Se sienta, le quita la chapa a una botella de cerveza con un abridor que porta colgado de su cuello y, en estas, las luces de un vehículo le deslumbran.


Lo que sigue es un pequeño diálogo, una risa franca de otra época y la música, la música de Lalo Schiffrin.

Se obra el prodigio y la magia inicia su reinado en mi salón.







Qué mejor forma para despedir un año y dar la bienvenida al nuevo, pensaba yo para mis adentros y de eso ya hace ya un par de meses, mientras compraba el DVD de "La Leyenda del Indomable" ("Cool Hand Luke", Stuart Rosenberg, 1967).

La historia de un hombre que cuando debería ponerse en pie permanecía sentado,






pero que en cambio cuando sería preferible por su bien que no se levantara sí lo hacía.







Encerrado en un triste penal donde no existían muchos alicientes...




Enfrentado a las normas que dominan la vida carcelaria





pero siempre de una forma un tanto particular.






Porque en el fondo, muy en el fondo lo único que pasa es que ninguno de los "bosses" es capaz de comprenderle...





No quiero terminar sin antes destacar la fotografía soberbia a cargo de Conrad Hall, quien consigue introducirnos en el ambiente respirado por los personajes en tal forma y manera que el espectador no tarda en romper a sudar a la sola vista del grupo de presos, entregados a la labor de acondicionar las márgenes de las carreteras bajo un sol, digámoslo así, de genuina justicia. ¿Quiénes de entre los que la hayan visto reconocerán haber podido olvidar el reflejo de las figuras de los presos sobre la superficie de las gafas de espejo de uno de sus custodios: "el "hombre sin ojos" que les custodiaba?





"La Leyenda del Indomable" ("Cool Hand Luke”, Stuart Rosenberg, 1967). Guión de Donn Pearce y Frank Pierson adaptado a partir de la novela de Frank Pierson. Fotografía de Conrad Hall. Música de Lalo Schifrin.
Interpretada por Paul Newman, George Kennedy, Dennis Hopper, Harry Dean Stanton, Strother Martin, Lou Antonio, J.D. Cannon, Ralph Waite, Anthony Zerbe, Joe Don Baker, Wayne Rogers.


sábado, 10 de enero de 2009

HECHOS, HECHOS, HECHOS





"Network: un mundo implacable" ("Network", Sidney Lumet, 1976)



"-Sí -susurró ella. Aceleró el paso-. ¿Ha visto alguna vez los coches retropropulsados que corren por esta calle?

-¡Estás cambiando de tema!

-A veces, pienso que sus conductores no saben cómo es la hierba, ni las flores, porque nunca las ven con detenimiento -dijo ella-. Si le mostrase a uno de esos chóferes una borrosa mancha verde, diría: ¡Oh, sí, es hierba? ¿Una mancha borrosa de color rosado? ¡Es una rosaleda! Las manchas blancas son casas. Las manchas pardas son vacas. Una vez, mi tío condujo lentamente por una carretera. Condujo a sesenta y cinco kilómetros por hora y lo encarcelaron por dos días. ¿No es curioso, y triste también?

-Piensas demasiado -dijo Montag, incómodo.

-Casi nunca veo la televisión mural, ni voy a las carreras o a los parques de atracciones. Así, pues, dispongo de muchísimo tiempo para dedicarlos a mis absurdos pensamientos. ¿Ha visto los carteles de sesenta metros que hay fuera de la ciudad? ¿Sabía que hubo una época en que los carteles sólo tenían seis metros de largo? Pero los automóviles empezaron a correr tanto que tuvieron que alargar la publicidad, para que durase un poco más.

-¡Lo ignoraba!

-Apuesto a que sé algo más que usted desconoce. Por las mañanas, la hierba está cubierta de rocío.

De pronto, Montag no pudo recordar si sabía aquello o no, lo que le irritó bastante.

-Y si se fija -prosiguió ella, señalando con la barbilla hacia el cielo- hay un hombre en la luna.

Hacía mucho tiempo que él no miraba el satélite.

Recorrieron en silencio el resto del camino. El de ella, pensativo, el de él, irritado e incómodo, acusando".


"Fahrenheit 451", de Ray Bradbury.


Libros...




"Fahrenheit 451" (François Truffaut, 1966)

¡CARLOOOOS! MARCHANDO UN CAFÉ CON LECHE MUSICAL


A A***, que me descubrió película y banda sonora.





"Bagdad Café" ("Bagdad Cafe", Percy Adlon, 1987)






viernes, 9 de enero de 2009

UN EPÍLOGO QUE ES UN NUEVO COMIENZO

Los americanos, no sin que se encuentre presente cierta ironía en la expresión, se refieren a los bares como el tercer lugar; el espacio inscrito entre aquel en el que uno desempeña las labores necesarias para ganarse el sustento y aquel otro en el que se reside y que las más de las veces denominamos casa, o también hogar.
Lo que ellos califican como el tercer lugar no es otro que el bar, del cual el presente sólo constituye un torpe remedo, flotando de acá para allá en el ciberespacio.



"La Colmena" (Mario Camus, 1982)




Dedicado a G***, muy especialmente a él, a L***, a M*** y a T***.



-Ahora está soñando. ¿Con quién sueña? ¿Lo sabes?
-Nadie lo sabe.
-Sueña contigo. Y si dejara de soñar. ¿Qué sería de ti?
-No lo sé.
-Desaparecerías. Eres una figura de su sueño. Si se despertara ese Rey te apagarías como una vela.

A través del espejo y lo que Alicia encontró allí”,

Lewis Carroll.



A grandes zancadas Genaro el panadero sale corriendo con su furgoneta como destino, su atención ocupada en impedir que una vez enganchada la grúa se la arrebate una vez más. En su precipitación pasa sin prestarle mayor atención junto a un destartalado "escarabajo" blanco montado sobre la acera. Tan concentrado se haya en recuperar su propio vehículo que no repara en la clara infracción de las ordenanzas que se trasluce bajo esa posición al desgaire. De la frenética carrera da fe como testigo Federico Briones, quien se encamina hacia la puerta del Gino´s no sin antes detenerse por un momento, con galantería porteña, para permitir que se adelanten en el umbral Enriqueta e hijita.

En el interior discuten con acaloro Pepe y Dragó acerca de un quítame estas pajas en términos más propios de marinos mercantes. Sin duda el objeto son cabrestantes, foques y nudos gordianos que prestarían un buen uso a modo de trabazón para los devenires humanos. Otro uso daría a igual o similar lazada el fogoso Pelayo Arango, sentado un poco más allá. Cabe suponer que la enroscaría en la garganta de alguno que él sabe muy bien, siempre que le dejaran llevar hasta el final sus inclinaciones revolucionarias y revoltosas. Aunque por el momento se contenta con mascullar por lo bajo acerca de sus dotes manuales. A pesar de encontrarse muy próxima a los que así dirimen sus divergencias Águeda permanece enfrascada en la lectura de “El País”, y en bajarse con parsimonia su dosis de licor de avellanas. Esfuerzos éstos relacionados según su entidad, de menor a mayor.

De un grupo a otro, sin dejar de tocar al palo de los solitarios. Kala se resigna a no obtener mayor fruto para sus esfuerzos de colocarle a alguien uno de los cedés que arrastra en su zurrón. Como ya es habitual nadie le compra. Sólo Sergio Serrano muestra un cierto interés por un recopilatorio de música de la transición. Mas Kala ni sabe lo que significa esa palabra ni posee noticia alguna sobre el disco. Carencias de los cursos de español para extranjeros que los equiparan a los normalizados.

El bueno de Norberto y Daniel Iglesias, como dos islas solitarias, se ocupan respectivamente de sus propios asuntos: atender las demandas de la clientela, el primero, y satisfacer las propias, Jack Daniel´s va y viene, el segundo.

¿Y quién se ocupa de animar a la concurrencia? Eso es cosa del pianista Javier Frade, sentado ante un reluciente Bösendorfer, mediante la ayuda a modo de coro de la sección de cuerda de la Orquesta Filarmónica, a excepción del concertino que descansa en su hotel aquejado de cefalalgia, en compañía del ejecutante de los timbales.

Bajo los acordes brota portentosa la inspiración de Colás Canales quien no haya mejor soporte para plasmar su creatividad que un puzzle conformado a base de servilletas extendidas sobre una mesa.

Dada la multitud congregada Nuria y Manuel prestan refuerzo a Norberto ya que don Celso, un tanto cansado a juzgar por su coloradota faz ojerosa, se limita a no perder ripio de cuanto acontece en el interior de establecimiento, sentado en un taburete al final de la barra. Sólo se permite un movimiento rítmico, acariciando mi lomo muy lentamente de atrás a adelante.

En esas que hace su aparición Gabriel, tan azotado como de costumbre. Atraviesa sin siquiera aminorar su paso un cartel en el que un joven que luce una sonrisa plástica anuncia una hipoteca de inmejorable TAE y se planta ante el señor interventor, el cual, ajeno a cuanto escape a sus cometidos, y la presencia del ATS no constituye una excepción, permanece reconcentrado en sus labores. Mas ya es demasiado tarde porque entre bocinazos de la Lola hace su entrada “El Artista”, ataviado a la última moda con un pasamontañas por montera que desemboca negramente en lo alto del cuello, sólo dejando al aire unos ojos clavados en su objetivo, dispuesto a largarse de allí no sin llevarse antes algo caliente al bolsillo, tras la que sin duda ha sido una extenuante jornada laboral de desvalijamientos varios.

A todas éstas el piano resuena aún más fuerte, o quizás sea la alarma, o las carcajadas de "la Lola", y Norberto que asiste a la escena riendo, cual un renovado Alejandro que contemplara por primera vez sus dominios, o quizás como si le fuera dable ver cómo el ladrón pega media vuelta no sin recular antes un tanto para así chocar con el aire ocupado por las figuras de Pepe y Dragó, y culminar esa coreografía con un mutis al que sólo cabría describir como una franca desbandada en polvorosa, una vez más con las manos vacías.

Y el piano que sigue sonando y don Celso observando y Águeda bebiendo las esquelas y Daniel rumiando sus recuerdos y Norberto riendo y Genaro que de nuevo sale corriendo no sin maldecir a la corporación municipal y al alcalde en especial y Pelayo Arango que aplaude con un brindis de correligionario en gustos etílicos y políticos y Briones que busca el colorido de Caminito en el fondo de un vaso de Cutty Sark y Canales emulando a Tapiés por medio de chorretones de salsa de tomate y Kala que no encuentra tampoco el disco de Paco Ibáñez que le demanda Sergio Serrano, el cual no acepta a cambio el último de un tal Bisbal, y, cómo no, el señor interventor que ajeno al bullicio que envuelve a la sucursal suma y resta columnas de números al debe y al haber como si acaso éstos poseyeran mayor presencia que el rostro de satisfacción de Javier Frade pulsando las albinegras teclas todo marfil y ébano.

Pues habrán de saber que aún en los relatos al uso, del cual éste no es más que un tímido camarada, los fantasmas sólo son lo reales que nosotros queramos, ni más ni menos.

Permítanme un último comentario. Sin duda alguna buena parte de vosotros, lectores que habéis convivido con los personajes de tinta y papel que han desfilado a lo largo de estas páginas, os formularéis la misma pregunta. Después de tantas licencias por mi parte bien podréis admitir una vez más el tuteo.

¿Cuándo echó el cierre el Gino´s? Nada más lejos de mi intención que dejar atrás preguntas sin respuesta.

El Gino´s bajó su persiana de forma definitiva y para siempre...

... ahora.





miércoles, 7 de enero de 2009

GIVE MY CREATION!... LIFE! - VISIONADOS NAVIDEÑOS (II)





El doctor Frederick (no Frodorick) Fronkonstin vive de sus investigaciones, de espaldas al estigma caído sobre su familia como consecuencia de las terribles investigaciones llevadas a cabo años atrás por su abuelo, Victor Frankenstein.
Lo que menos se imagina él, ya convertido en un prestigioso neurólogo, es que a no mucho tardar la casualidad querrá que deba hacerse cargo de su legado, de acuerdo a la última voluntad y testamento de su fallecido ascendiente.






El pasado día de Navidad procedí a desenvolver el DVD de "El Jovencito Frankenstein" que por fin había encontrado, no sin antes rastrear minuciosamente las estanterías de la sección de películas del E.C.I. Una vez cumplido el trámite me dispuse a visionarlo en el salón rodeado por la familia, como antaño.


Lo que siguió fue algo más de hora y media de buen cine, repleto de gags memorables, que no por conocidos resultan menos graciosos. Un placer incrementado cuando a su término lo completé con los extras incluidos en el DVD, entre ellos un reportaje sobre cómo se hizo la película y un surtido de descartes que redondeaban más si cabe su disfrute.






Entre los múltiples comentarios a cargo de cuantos participaron en su producción me gustó especialmente uno realizado por Gene Wilder, el autor del guión original, cuyo texto sería retocado y modificado mediante la colaboración de Mel Brooks.
Lo que decía Wilder venía a ser, más o menos, que el mejor consejo que le había dado Brooks a la hora de revisar el borrador original era utilizar una maza. Sólo era preciso golpear con fuerza los pilares sobre los que se sostenía la acción. Si estos resistían eso significaba que eran firmes, y por tanto podían mantenerse. Ahora bien, si temblaban bajo el embate de los golpes eso sólo significaba que había que buscar otra cosa.
En verdad puede decirse que ambos se aplicaron a conciencia en el uso de la maza.


Simplemente a modo de comparación (o de diablura) dejo a continuación tres escenas correspondientes a sendas versiones cinematográficas del mito de Frankenstein.

  • La primera corresponde a la versión canónica, la de James Whale.



"Frankenstein" (James Whale, 1931)


  • La segunda correspondiente a la de Mel Brooks, un claro homenaje a la anterior.


  • ... y la tercera, a cargo de Kenneth Branagh.


"Frankenstein de Mary Shelley" ("Mary Shelley's Frankenstein", Kenneth Branagh, 1994)



Nota adicional: en la Butaca.net pueden encontrar un enlace a un caricaturista que toma como inspiración escenas de míticas películas de terror. El paseo merece la pena.



El Jovencito Frankenstein" ("Young Frankenstein", Mel Brooks, 1974). Guión de Gene Wilder y Mel Brooks basado en la novela de Mary Shelley. Fotografía de Gerald Hirschfeld. Música de John Morris.
Interpretada por Gene Wilder, Peter Boyle, Marty Feldman, Cloris Leachman, Teri Garr, Madeline Kahn, Gene Hackman, Richard Haydn, Kenneth Mars, Liam Dunn.



lunes, 5 de enero de 2009

VIENEN LOS REYES ... MAGOS

Hace ya unos meses descubrí en el blog Tiresias de Cine (a cargo de Landi) la existencia de una estatua, más en concreto un viejo proyector, ubicada en la localidad de Figaredo, a unos kilómetros de Oviedo. Después de creer que la única relación cinematográfica cercana, amén de los rodajes ocasionales, iba a ser la estatua de Woody Allen, acababa de descubrir otro objeto más.

Sin embargo, esta misma mañana, removiendo el periódico mientras leía el café, antes de entrar a trabajar, una noticia me llamó la atención (el café, por otro lado, estaba como siempre excelente): la cabalgata de cine en Oviedo.

Aunque ya lleve más de una década viviendo y trabajando por estos lares urbanos se mantiene mi capacidad para asombrarme con hechos y noticias que desconocía. Según se puede leer en el artículo publicado por La Nueva España quien se ocupó en su día del diseño de las carrozas fue el director artístico Gil Parrondo, asturiano nacido en la Villa Blanca (Luarca). Pero además los caballos que participan no se quedan atrás en experiencia cinematográfica puesto que participaron en el rodaje de "Alejandro Magno" ("Alexander", Oliver Stone, 2004).

La pregunta que se me ocurre es si el propio Allen no sentirá deseos de estirar un poco las piernas y unirse al cortejo. No obstante su contención durante las pasadas ediciones me hacen dudar de que tal prodigio se verifique.

En cuanto a un servidor, sus obligaciones laborales le impedirán un año más disfrutar con atravesar una ciudad tomada por los Reyes Magos, sus cortejos y quienes les jalean desde las aceras.
Al final me tendré que conformar con el DVD.


sábado, 3 de enero de 2009

“LET´S GO”. “WHY NOT?” - VISIONADOS NAVIDEÑOS (I)





Quién no recuerda a los heroicos protagonistas de los westerns clásicos. Seres nobles, que jamás osarían matar a su contrincante por la espalda. Ni siquiera cuando a menudo se vieran obligados a enrostrarse con prototipos fieles del malvado más genuino. Unos individuos estos últimos en cuyas entrañas no había lugar ni para la moral ni para la honestidad, muchas veces personificados mediante los rasgos patibularios de actores como Lee Marvin o Jack Palance.

Hasta el propio Henry Fonda tuvo que cruzarse con Sergio Leone para poder despojarse del aura de buen tipo que había venido portando tradicionalmente. No pocos de los que asistieron a la primera proyección de “Hasta que llegó su hora” (“Once upon a time in the west”, Sergio Leone, 1968) lograron contener la necesidad de revolverse en sus butacas al contemplar con qué frialdad, Frank, su despiadado personaje, mataba a sangre fría a un inocente niño. Porque, ¿qué niño no era un infante inocente en un western?

Frank, sin más, a secas, ningún apellido adicional, suficiente no obstante para firmar la sentencia de muerte de aquel que lo oyera pronunciar. Un simple nombre, al igual que Robards sólo era Cheyenne y un parco en palabras Bronson simplemente Armónica.

De nada sirvió el que el director italiano hurtara a los espectadores, en un gesto que le honra y al tiempo denota la posesión de una sabiduría cinematográfica muy superior a la que le suponían los críticos, la muestra explícita de ese mazazo propinado contra la conciencia de una generación. Unas gentes aquellas habituadas a venerar al “yerno ideal” que él personificaba: aquel buen tipo que toda madre o padre soñaba casar con su hija.

Sólo un primerísimo primer plano de su cuarenta y cinco apuntando directo al rostro del espectador cuyo fragor se encadena con el silbido de un tren, primero, y sin solución de continuidad en pantalla aparece la imagen de una humeante locomotora. Aquel disparo, aquel pitido, constituían en sí mismos el toque final que anunciaba la venida de un nuevo amanecer. Se hizo preciso que Sam Peckinpah terminara de desmontar la urdimbre clásica de este género, labor ya iniciada por otros antes que él. Basta con recordar al John Ford de “Centauros del Desierto” ("The Searchers", 1956) o “El Hombre que mató a Liberty Valance” ("The Man Who Shot Liberty Valance", 1962).

Sin embargo fue necesario que por medio de unas imágenes ralentizadas para acrecentar la angustia y que a través de las heridas provocadas por los impactos, en las que las balas no se limitaban a herir sino que traspasaban los cuerpos, provocando de paso más dolor a los espectadores que a aquellos a quienes les inflingían las heridas, nos fuera mostrada la cara más oscura y sucia del género humano. Y lo hizo llegando hasta un punto en el que lo que podría considerarse como mera violencia gratuita trasciende este primer aspecto para transformarse en algo poético, una metáfora quizás desagradable y a ratos borboteante, que llena por completo la pantalla, mas ante todo certera y no exenta de una particular belleza.

La película se abre y se cierra con una matanza. Al principio es el robo de un banco, al tiempo una emboscada traicionera, que de improviso deviene en tremenda balacera, un tiroteo donde bajo el fuego cruzado que se entabla entre bandidos y cazarecompensas van cayendo abatidos en un baile macabro, filmado a cámara lenta, los honorables ciudadanos del pueblo, quienes hasta ese momento habían permanecido ajenos al festejo macabro.





Encerrados cual escorpiones en un hormiguero los hombres de la cuadrilla de Pike (Holden) se revuelven, abriéndose paso a tiros para lograr huir de aquel avispero.

Envalentonados por el olor de la recompensa que ya sienten muy cercana quienes les disparan con saña no dudan en matar a todo aquel que se mueva.

Una escena ésta que ya había sido premonitoriamente adelantada por otra no menos cruel, presente en los títulos de crédito: los niños arrojando a unos escorpiones entre un manto de hormigas. Quizás, después de todo, los niños en los westerns no sean tan inocentes como uno en un principio se figuraba.





En el mundo que nos retrata Peckinpah, el de los últimos estertores de una época que ya toca a su fin, loables sentimientos tales como la amistad o la honestidad no tienen cabida, y, sin embargo, entre tanta inmundicia humana, la relación existente entre Pike y Dutch (Borgnine) denota que lo que el segundo siente por el primero los trasciende de una forma mucho más profunda.

Los sentimientos llevados al límite, la traición, total, la camaradería, también.

El final, apocalíptico, donde se nos muestra el avance de los cuatro pistoleros en pos de una muerte cierta, como cumpliendo el deber de dar todo por finiquitado mediante un último acto heroico, nos sorprende pues no cabría descubrir un gesto semejante en tal cuadrilla de alimañas. Mas no hay lugar para el engaño; se trata de una nueva matanza, esta definitiva, en la que van cayendo todos, uno a uno, sin remisión, aunque quizás, en el fondo quizás, sí redimidos.





Muchos coinciden en afirmar que este fragoroso tiroteo constituye la mayor muestra de brutalidad jamás rodada. La escena se extiende durante diez extenuantes minutos durante los cuales los protagonistas no dudan en abrir fuego contra niños (¡al carajo con la inocencia!, podría gritar Pike) o acudir al recurso innoble de protegerse tras las mujeres para poder continuar disparando.

Un millar de armas, incluida una ametralladora Gatling, y algo más de noventa mil cartuchos de fogueo se emplearon durante su filmación.
Se precisaron veintisiete días de rodaje.


"Grupo Salvaje" ("The Wild Bunch", Sam Peckinpah, 1969). Guión de Walon Green y Sam Peckinpah adaptado a partir de una historia de Walon Green y Roy M. Sickner. Fotografía de Lucien Ballard. Música de Jerry Fielding.
Interpretada por William Holden, Ernest Borgnine, Robert Ryan, Edmond O'Brien, Warren Oates, Jaime Sánchez, Ben Johnson, Emilio Fernandez, Strother Martin, L.Q. Jones.





jueves, 1 de enero de 2009

ESTE ES UNO DE AQUELLOS DÍAS QUE LAS PÁGINAS DE LA HISTORIA NOS ENSEÑAN QUE ES MEJOR PASAR EN LA CAMA


La frasecita pronunciada por Tío Willy la mañana siguiente a la fiesta con motivo de la boda de Tracy Lord me permite formular una reflexión y cerrar un círculo, todo en uno.


La reflexión es que una vez más queda claro que, enfrentados a eventos extraordinarios, la previsión exige hacer acopio de aspirinas, Almax y manzanilla. Al menos la fortuna ha querido que no tenga ninguna sobrina que guste de venir a buscarme a mi hogar para hacer un oxigenador viajecito sobre un tilburí.


La segunda se relaciona con la circularidad y más en concreto con una conversación que mantuve durante cierta velada con una colega. La conclusión final tras varias horas de animada charla fue que es preciso cerrar los círculos porque de lo contrario pueden convertirse en viciosos. En un arranque de coherencia (el mantenerla contra viento y marea no deja de ser un buen propósito para este nuevo año recién estrenado) he decidido incluir una escena de la película con la que inicié la andadura de mi blog asociado, El Cine Errante.




"Historias de Filadelfia" ("Philadelphia Stories", George Cukor, 1940)


En todo caso debo confesar que lo anterior me sirve a modo de excusa para postear una vez una escena de una de las películas que forman parte del conjunto de mis favoritas.


A modo de propinilla, y aunque no se halle para nada relacionado con lo anterior, no me resisto a enlucir este post con la presencia de la Orquesta Filarmónica de Viena, interpretando la Marcha Radetzky desde el Salón Dorado de la Wiener Musikverein.


Sentimental (¿y ecléctico?) que es uno...