Un espacio destinado a charlar acerca del cine, saboreando una taza de café (puede que más), sentados en torno a una mesa. Por el simple gusto de hablar por hablar acerca de una pasión compartida por una reducida infinidad, así nomás como son estas cosas.

Bienvenidos a mi hogar. Entren libremente. Pasen sin temor. ¡Y dejen en él un poco de la felicidad que traen consigo!

sábado, 5 de julio de 2008

DESPUÉS DE USTED, MAESTRO

Hoy me siento con ganas de escuchar música clásica. Dado que este es un blog donde nos gusta tomarnos una taza de café, reposadamente, mientras charlamos acerca de cine, la única forma de vestir a ambos santos es incluir bandas sonoras clásicas, o que al menos poseen un estilo clásico.

En primer lugar, en primer lugar uno de mis temas favoritos, el Adagio para cuerdas de Samuel Barber.




La sinrazón de la guerra mostrada en esa escena en la que Willem Dafoe se desploma mientras abre los brazos...


En segundo lugar el coro final de la Pasión según San Mateo, de J. S. Bach.




Nadie se atreve a negar la inventiva que Saul Bass mostraba a la hora de confeccionar títulos de crédito. Buena prueba de ello, una de tantas, son los correspondientes a la película Casino de Martin Scorsese.
Una confesión: cuando vi esta película por primera vez en el cine me conmocionó su arranque; por aquella época ni había escuchado la Pasión según San Mateo ni mucho menos sabía quién era Saul Bass.


En tercer lugar el aria O mio babino caro de la ópera Gianni Schichi de Giacomo Puccini.




Mi versión preferida, cargo de la Callas. Curiosamente leí el libro de E. M Forster antes de visionar la película.


En cuarto lugar Claro de luna de Debussy.





Una pena no haber encontrado la escena a la que prestan acompañamiento los acordes compuestos por Debussy.


En quinto lugar el adagio del concierto para clarinete y orquesta KV 622 de W. A. Mozart.




Me relaja. ¿Se puede pedir más?


En sexto lugar el Adagio de Espartaco y Frigia del ballet Spartacus de Aram Kachaturian.




Un amigo me la pidió una vez para que la escuchara su hijo, cuando éste aún se encontraba en el vientre de su madre.


Y finalmente Nino Rota y la música que compuso para la película Romeo y Julieta de Franco Zeffirelli.




Se me ha instalado en la cabeza desde hace unos días...

4 comentarios:

Rumbonín dijo...

Joeeeeerrr el claro de luna, ¡es que es la rehostia!, al Debussy lo escuchó mucho Duke Ellington me parece a mí.

El de clarinete de Mozart también esta como diós, pero lo he escuchado taaaaaaantas veces, aún así, un 10, hay cosas que son indiscutibles.

Un abrazo!!!!

Pd:Quiero más posts relacionados con la música!!!!

Rumbonín dijo...

Por cierto, del concierto de Mozart, casi prefiero, por menos machacados, el allegro inicial y el rondó final, aunque ya digo, me descubro ante el maravilloso adagio.

G. K. Dexter dijo...

Rumbonín.
Ambas piezas transmiten una calma y una serenidad que algunos encontramos hasta imprescindibles.
Gracias por pasarte.

Rumbonín dijo...

De nada, muy bueno el cafe!!!